Pop directo, sin concesiones y en estado puro, eso es lo que
vamos a encontrar en el álbum de Solanas. Con una voz propia, versos
rápidos cuajados de referencias y guiños a cosas vividas por todos, en un total
de once canciones honestas, sinceras y sin doblez. En ellas no faltan menciones
a lugares bien conocidos de Madrid, la noche, los bares, la calle, los amigos…
¿te va sonando de algo?
Acompañado de guitarras limpias y una batería enérgica,
siempre con un sonido equilibrado, el cantante nos seduce con temas mordaces
como Balas
(la amargura y el cinismo de un perdedor) o Mi colección (pop
gamberro lleno de ironía).
También hay sitio para la melancolía en temas como Canciones
tristes (el amante desengañado y desquiciado) o Me olvidé de ti (frases
heridas de un amor contaminado por la decepción).
Pero nos quedamos con el prototipo de mujer fatal descrito
en Bruja,
el sentido homenaje implícito en Si no fuera por los bares (auténtico
culto a los santuarios de nuestras mejores noches) y las múltiples paradojas de
Yo
en avión y Día perfecto (ambas constituyen un auténtico despliegue de
letrista consumado).
Resumiendo, un disco que engancha como pocos y que contagia los
más diversos estados de ánimo que nos acompañan en algunos de los mejores (y
también de los peores) momentos de nuestras vidas.