LOS REYES DEL TECNOPOP CATALÁN
Pere y Arnau no se lo han puesto fácil. Mientras que la
corriente imperante apuesta por una música electrónica desenfadada y claramente
orientada hacia la pista de baile, ellos han optado por un tecno de salón
elegante con un aire nostálgico que impregna todo el disco. Es necesario estar
del humor adecuado para adentrarse en un álbum que trasmite sensaciones cálidas
y tristes al mismo tiempo.
En realidad los verdaderos protagonistas son los teclados al
más puro estilo analógico de hace décadas, que suenan en primer plano la mayor
parte del tiempo mientras la voz de Pere se filtra por debajo de manera
cómplice y susurrante, como si quisiera contarte al oído las historias que
desgranan las canciones. Estamos pues ante un trabajo tremendamente intimista, para
escuchar con tranquilidad una de esas tardes ociosas en las que uno se queda solo
en casa sin un plan definido.
El álbum arranca con Nueva vida, que ya en sí mismo
resume lo que nos vamos a encontrar. Despertar tiene una letra
pseudo-romántica que describe los pensamientos que asaltan a una pareja, Silencio
nos remite de alguna manera al new age de Kitaro o Vangelis, y el
escueto título de Instrumental #4 rescata brillantemente el más genuino sonido de
los ochenta.
La voz de Elena Jurado pone un contrapunto femenino pero sobrio
a Absurdo,
mientras que a Pere apenas se le distingue bajo una capa de sintetizadores en La
primera vez, aunque el tema más experimental sin duda es Vida
inteligente, una obra extraña y casi neurasténica dividida en dos
partes.
Por último destacar especialmente los tres temas en catalán:
Un
salt, Coco Chanel y Quan? que curiosamente son las que
tienen más ritmo, en algún momento hasta hay un vago flirteo con el house,
letras muy interesantes, y una interpretación vocal bastante más sólida que
en el resto de canciones.