Desde los acordes melancólicos de Diminishing Returns hasta
los tambores trepidantes de Empire of Light, pudimos disfrutar de un concierto
repleto de atmósfera y sobre todo de buenas canciones. También fue destacable
la aparición de algunos colaboradores que subieron al escenario a compartir
momentos llenos de complicidad y buen hacer.
Para mi gusto las pequeñas joyas del repertorio fueron Proof
of Life, Still y Home, que consiguieron envolver al público y embriagarnos con
ecos de una época en la que el pop era más auténtico y vibrante que la mayoría
del que se crea y se consume hoy en día.
Mechanismo supera con nota la asignatura del directo,
consiguiendo no sólo un sonido compacto sino
una conexión envidiable de principio a fin. Ya sólo nos queda desear que los engranajes no se detengan porque estamos
seguros de que hay cuerda para rato.