MELODRAMAS A RITMO DE SINTETIZADOR
El joven gallego se lo ha tomado muy en serio y para este
álbum ha confeccionado una colección de ocho temas bien elaborados. Todos ellos
suenan frescos, con estribillos contagiosos y letras que enganchan. Cada tema
narra una crisis de pareja por diferentes motivos y están salpicadas de trozos
de conversación, frases incisivas y un chorro continuo de emociones mezcladas.
La voz de Alex, casi siempre en una tesitura suave y casi
susurrada, va desgranando cada historia con ese trasfondo de “tragedia
adolescente”. El contrapunto lo ponen unos arreglos de teclados muy vivos y
desenfadados. De ahí el nombre del álbum, Antagonasia, que define a la perfección esta combinación de sensibilidades.
Entre los títulos destacan por ejemplo ¡No puede ser! Que
funciona como una perfecta introducción ya que es muy representativa del sonido
que impera en el disco, lleno de referencias ochenteras y un ritmo electrofunky
que impide escucharlo quieto. Lo mismo puede decirse de Ni una sola vez y del
primer single extraído: Todo va a estar bien, cuyo sonido
nos remite a Casal o a Olé Olé.
En cambio en Ciudad Carmín se rastrean huellas de
The
Human League, Pet Shop Boys o incluso Daft
Punk. Luego tenemos las sofisticadas percusiones de Bocadillo
de luna, la elegante producción de Lulú, y el tenso tira y afloja de
los protagonistas de Yo no me muevo por dinero.
Y como colofón, la golosa Xeado de limón, que a
primera escucha puede parecer algo intrascendente pero que en realidad encierra
una ácida crítica contra las dietas extremas y la anorexia. En conjunto estamos
ante un perfecto ejemplo de buen tecnopop hecho en nuestro país, con un sonido
rutilante y unas letras dinámicas que merecen escucharse con atención.